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Julio César Concepción Rodríguez, MBA
La guerra relámpago entre Rusia y Ucrania, conflicto que ha
incrementado los efectos devastadores ya creados por la pandemia,
para todo el planeta, también he de creer que ha apresurado el paso
para el nuevo orden mundial. El conflicto en Ucrania ha significado
un aumento a nivel global de los precios de alimentos, energía y
materias primas que ha encarecido el costo de la vida en nuestros
países, y ha agravado la crisis por la que atraviesa la región.
Sobre los peligros y desafíos para la región se ha fortalecido el
actual escenario pos pandémico. Es necesario el avance en las
reformas, modernización y fortalecimiento del sistema de salud ante
los retos que impone el escenario post-crisis. Es decir la necesidad
de fomentar acciones concretas que aseguren el acceso igualitario de
las personas a los servicios sanitarios. De la misma forma, la
pandemia ha hecho visible la necesidad de profundizar demandas de
cooperación multilateral, con sus respectivas coordinaciones
regionales para enfrentar con éxit los desafíos.
Las desastrosas consecuencias económicas y sociales de la pandemia
han sido muy duras para la región, con resultados negativos en
materia de empleo, aumento de la pobreza y agravamiento de las
desigualdades. Fortalecer la democracia y mantener la confianza de
la gente con programas y políticas públicas que promuevan la
recuperación económica, con un sello distintivo de solidaridad,
inclusión y protección social y justicia ambiental adecuada.
Establecer compromiso ante la migración en vista del recrudecimiento
de la migración, con políticas migratorias reguladas, ordenadas,
seguras y respetuosas de los derechos humanos de los migrantes. Por
el hecho de que en algunos casos los migrantes constituyen un
importante factor para el desarrollo en muchos de los países de
destino y una importante fuente de remesas económicas hacia sus
países de origen.
Es de fundamental importancia las medidas preventivas ante la
inseguridad, la seguridad ciudadana representa otro de los grandes
desafíos de la agenda, el aumento de la criminalidad tiene una
relación directa, aunque no sea su única causa, con el aumento de la
pobreza y la exclusión para promover mayor equidad económica e
igualdad social en el marco de la economía para responder a las
legítimas demandas de seguridad de la población, debe concertar de
modo inteligente y adecuado las medidas preventivas. En ese orden,
la creación de oportunidades, de empleo y la construcción de
sociedades más inclusivas e integradas con un combate eficiente y
profesional al crimen. La potencial contribución de las modernas
tecnologías puede resultar decisiva para la prevención el combate y
la sanción de delitos.
Los sistemas de justicia, las fuerzas policiales y todos los actores
involucrados en materia de seguridad pública deben estar a la altura
de las exigencias actuales, pues los sectores delincuenciales están
muy sofisticados, y se debe garantizar con certeza la tranquilidad a
nuestros pueblos, dentro del marco del respeto de los derechos
fundamentales de todos. Pero es altamente necesario armonizar las
acciones para la búsqueda de alternativas, que permitan lidiar y/o
solucionar los lesivos efectos de la crisis sanitaria global con
repercusión económica en las diversas líneas de producción y
suministro con relevancia perjudiciales en la economía.
Incrementar la economía en la convulsionada amalgama de efectos
nocivos para las economías, hoy es casi una obsesión para quien
tiene la responsabilidad de un negocio, un comercio, o presta un
servicio, limitar los perjuicios económicos, y reducir los daños a
sus economías. Nadie puede predecir de manera fiable el impacto
económico total. Depende de cosas que son imposibles de saber,
demandan de una respuesta normativa rápida, coordinada y concertada.
Esto tiene consecuencias preocupantes para los países en desarrollo:
condiciones más estrictas de los créditos, un crecimiento más débil
y el desvío de recursos públicos para combatir la crisis provocada
por el brote, esto definitivamente disminuye los fondos disponibles
para prioridades de desarrollo fundamentales.
Una recesión económica podría afectar también la lucha contra la
pobreza extrema. Es imprescindible, por lo tanto, que los encargados
de formular las políticas en todas partes reconozcan de qué manera
los daños económicos se pueden traspasar de un país a otro, y actúen
rápidamente para prevenir que se propaguen. Los Gobiernos deben
evitar las políticas proteccionistas, que podrían empeorar las
alteraciones en las cadenas de valor mundiales y aumentar los ya
elevados niveles de incertidumbre. Pero más importante aún, los
Gobiernos deben evitar la restricción de las exportaciones de
alimentos y productos médicos necesarios y, en cambio, trabajar
juntos para apoyar una mayor producción y asegurar que los recursos
lleguen a los lugares donde más se requieren.
Para hacer frente a estos desafíos será necesaria la cooperación
mundial. Lo bueno es que la dinámica de crecimiento ha seguido
ganando fuerza tal como se observa en la economía mundial. Pero, se
ven nubes en el horizonte. Es el caso que preocupa por las
progresivas tensiones comerciales, el aumento de la volatilidad que
han experimentado los mercados financieros en los últimos tiempos y
la mayor incertidumbre sobre la geografía económica y social
(geopolítica).
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