
“La región de Sipaliwini no es solo la mayor de Surinam, es que
ocupa más de la mitad del país. A pesar de ello es una región muy
poco poblada, entre otras cosas porque históricamente a los
holandeses les sirvió como escudo protector frente a los
portugueses, apostados más al sur, en Brasil. A comienzos del siglo
XX, de hecho, este territorio de selva de tierras bajas y pequeñas
montañas estaba por explorar".
"En 1908, el río que da nombre al país todavía no había sido
remontado, tarea que emprendió el explorador y soldado Johannes
Gijsbert Willem Jacobus Eilerts de Haan. Consiguió su objetivo y dos
años después repitió con el río Courantyne, con peor suerte. Eilerts
de Haan murió, probablemente de malaria, y en su honor se puso el
nombre a uno de los Parques Nacionales del país”
La realidad es que situada en el centro-oeste de Suriname, esta
reserva abarca 1.600.000 hectáreas de bosque primario tropical.
Protege la cuenca alta del curso del Coppename, así como las
cabeceras del Gran Río y de los ríos Lucie, Oost, Zuid y Saramaccz.
Posee una gama muy variada de relieves y ecosistemas que son de gran
importancia para la conservación de la naturaleza, ya que su estado
primigenio se ha conservado intacto.
Sus bosques de montaña y planicie albergan una gran variedad de
especies vegetales, habiéndose catalogado hasta la fecha más de
5.000 plantas vasculares. En la reserva viven poblaciones de
animales característicos de la región como el jaguar, el armadillo
gigante, el tapir, el perezoso, la nutria gigante, y ocho tipos de
primates, así como 400 especies de aves, entre las que figuran el
águila arpía, el guacamayo escarlata y el gallo de roca guyanés.
En un sobrevuelo de 90 minutos de Paramaribo a la Reserva Natural de
Surinam Central le reveló la asombrosa belleza de la Amazonía, pero
también le mostró las amenazas que enfrenta la selva tropical debido
a las actividades de extracción y el cambio climático.
La Reserva Natural de Surinam Central, declarada Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO, es una inmensa área verde protegida que
cubre alrededor del 11% del territorio nacional y es reconocida por
sus montañas de meseta y su infinita biodiversidad, que no se cree
haber descubierto por completo. Además, en su mayor parte, esas
montañas siguen siendo inaccesibles e inafectadas por la actividad
humana.
Este domingo desde las alturas, el dosel del bosque lluvioso estaba
coloreado con innumerables tonos de verde, con algunas copas de
árboles cubiertas de ondas de flores anaranjadas o incluso moradas.
En el camino, el caudaloso río Coppename, así como las zonas altas
de los ríos Lucie, Saramacca y Surinam fluían junto a los árboles en
lo que parecía una pintura de paisaje.
Sin embargo, antes de llegar al área protegida, el Secretario
General de las Naciones Unidas pudo constatar que los bosques de
Surinam se encuentran seriamente amenazados por las actividades del
sector minero y la producción maderera, ambas industrias impulsadas
por incentivos para escalar la actividad económica. Entre la inmensa
cubierta verde, fue imposible ignorar los parches de deforestación,
la minería de oro destructiva y las inundaciones.
Aunque Surinam se encuentra en Sudamérica, se considera una nación
caribeña debido a su historia, cultura y desafíos similares a los
que enfrentan las pequeñas naciones insulares.
Tras sobrevolar la Reserva, António Guterres llegó al Centro de
Eventos Assuria en Paramaribo, para asistir a la apertura de la 43ª
Conferencia de la Comunidad del Caribe (CARICOM).
El titular de la ONU fue recibido con cuatro actuaciones musicales y
culturales distintas. La breve caminata mostró la diversidad étnica
única de Surinam, producto de su larga historia, y la colonización
holandesa. Descendientes de afro-surinameses, indios orientales,
indígenas, chinos y javaneses presentaron sus bailes tradicionales y
música folclórica.
En su turno al micrófono, el Secretario General destacó el liderazgo
en diversidad y acción climática de la región, al tiempo que
describió una serie de acciones por tomar frente a la crisis
planetaria, la actual pandemia de COVID-19 y los desafíos
financieros globales.
“Ricos en diversidad, uniendo la tierra y el mar, y protegiendo los
frágiles ecosistemas costeros, los manglares son un símbolo adecuado
de las naciones del Caribe: enfrentan desafíos, aprovechan
oportunidades, preservan sus dones naturales”, dijo Guterres hoy a
los Jefes de Estado y de Gobierno de la región, inspirado luego de
su visita a las maravillas costeras de sumidero de carbono en
Paramaribo un día antes.
El líder de la ONU reconoció que los pequeños Estados insulares y
costeros del Caribe son especialmente vulnerables a lo que llamó “el
mayor desafío que enfrenta nuestro mundo”: la crisis climática.
“El Caribe es la zona cero de la emergencia climática global”,
aseveró, lamentando que no sea ése el único desafío que enfrenta la
región.
“La cumbre de CARICOM de este año llega en un momento de máximo
peligro, tanto para las personas como para el planeta”, agregó,
refiriéndose al efecto devastador de la pandemia de COVID-19 en los
sistemas de salud y el turismo, así como en el crecimiento económico
y la inversión extranjera, un renglón en el que el impacto se ha
exacerbado con la guerra en Ucrania.
Soluciones audaces
El Secretario General sostuvo frente a los líderes de CARICOM que se
necesitan soluciones audaces para abordar los problemas, entre los
que destacó los tres más acuciantes.
1. Adaptar la acción climática a la escala y urgencia de la crisis
Guterres pidió una reducción de emisiones urgente y transformadora
con el fin de detener el aumento del calentamiento global en un
máximo de 1,5°C para fin de siglo. Solicitó apoyo para la adaptación
de los efectos climáticos y asistencia financiera para asegurar la
resiliencia.
“Agradezco a los líderes del Caribe por ayudar a mostrar el camino.
Me inspiran sus múltiples esfuerzos, incluyendo los de las
comunidades indígenas, para salvaguardar su increíble biodiversidad
y sus recursos naturales”, apuntó.
Añadió que todos los países necesitan más ambición y acción
climática, pero especialmente los del G20, que representan el 80% de
las emisiones globales.
“La guerra en Ucrania no puede conducir a decisiones miopes que
cierren la puerta al incremento máximo de 1,5°C. Con los compromisos
actualmente registrados, aún se prevé que las emisiones crezcan un
14% para 2030. Esto es simplemente un suicidio, y debe revertirse”,
puntualizó.
Guterres enfatizó que los países más ricos deben liderar el camino
en una “revolución de las energías renovables” justa y equitativa, y
deben cumplir su promesa de entregar 100.000 millones de dólares en
financiamiento climático para la adaptación a partir de este año.
“Es hora de una discusión franca y un espacio para la toma de
decisiones respecto a las pérdidas y daños que ya están
experimentando sus países”, recalcó.
2. Reformar un sistema financiero mundial "en bancarrota moral" y
estimular una recuperación sostenible
El Secretario General subrayó que las economías en desarrollo
necesitan acceso a financiamiento sin costo o a bajo costo, además
de alivio y reestructuración de la deuda.
“Con respecto a la deuda, necesitamos un alivio inmediato para los
países en desarrollo cuyos pagos están a punto de vencer”, explicó.
El Secretario General expresó su apoyo total a la creación de un
Fondo de Resiliencia para el Caribe y a la reforma del sistema
financiero internacional para ayudar a la región a responder mejor y
a reducir la vulnerabilidad masiva a los choques externos.
“Claramente, nuestras viejas métricas han fallado. Es hora de
cambiarlas”, apuntó Guterres, proponiendo ir más allá de la
preocupación del sistema financiero por el ingreso per cápita y
establecer un “índice de vulnerabilidad multidimensional” para
determinar el acceso al apoyo financiero.
“Para sus países, esto significaría garantizar que los factores
complejos e interdependientes de la deuda y el impacto del cambio
climático se abarcaran en cualquier análisis para recibir alivio y
financiación de la deuda”, detalló a los Jefes de Estado y de
Gobierno del Caribe.
3. Mantener la lucha contra la pandemia de COVID-19
Finalmente, el Secretario General exhortó a los gobiernos,
organizaciones y compañías farmacéuticas a trabajar mejor juntos
para producir localmente pruebas, vacunas y tratamientos contra el
COVID-19.
“Aún no estamos fuera de peligro... Y debemos seguir trabajando en
estrecha colaboración para detener la propagación del virus en el
Caribe por medio de medidas comprobadas de salud pública. También
tenemos que prepararnos para futuras pandemias con inversiones
audaces y capacitación”, acotó, advirtiendo que los países nunca más
deben estar tan desprevenidos.
Para concluir, António Guterres reafirmó el apoyo de las Naciones
Unidas al Caribe para avanzar hacia estas soluciones.
Dr. Amín Cruz, PhD, diplomático, historiador, educador, periodista,
escritor, CEO presidente fundador del Congreso Hispanoamericano de
Prensa, Padre embajador del Periodismo Latinoamericano, residente en
New York.
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