Qué tal si le damos riendas sueltas al sentimiento de la osadía y
nos arriesgamos a romper el paradigma de la definición universal de
sociedad y la dividimos en solo dos grandes grupos. Sociedad Civil y
Sociedad Industrial. Con el mero propósito de tratar los aportes o
daños que estas ocasionan al ecosistema del medioambiente.
Considerando que aceptemos la idea. Definiremos la sociedad civil
como aquella compuesta por conjunto de personas un tipo particular
de agrupación de individuos que se produce tanto entre los humanos
como entre algunos animales que se relacionan entre sí, de acuerdo a
unas determinadas reglas de organización jurídicas y
consuetudinarias, y que comparten una misma cultura o civilización
en un espacio o un tiempo determinados.
La nueva sociedad industrial se forma principalmente en dos (2)
grupos: la burguesía, clase social dueña de las fábricas y las
máquinas, y los obreros, personas que, a cambio de un salario o un
sueldo, conforman el grupo de clientes internos que trabajaban en
las fábricas. Esta sociedad hace referencia a sociedades que cuentan
con una estructura social moderna. Nacen con la Revolución
Industrial, tras la industrialización de occidente, que concluye en
el siglo XX. Por tanto, son sociedades basadas en una estructura
social moderna. Dentro de la urbe, existe una relación entre los
sujetos y el entorno, ambos realizan actividades en común y esto es
lo que les otorga una identidad propia. Entre sus características
principales, siempre está anteponer en primer orden la máxima
producción como una organización de trabajo, la fábrica y la máquina
que reemplaza la mano de obra humana, innovaciones tecnológicas que
dan lugar a una producción en masa con abaratamiento de los costos,
mayor productividad y por ende el aumento de beneficios.
La gobernanza ambiental es clave para alcanzar el desarrollo
sostenible, a nivel nacional, regional y global. Por ello, los
procesos de toma de decisiones y el trabajo de las instituciones
deben seguir métodos de información que sean coherentes, unificados
e integrales y, al mismo tiempo, deben apoyarse en marcos normativos
adecuados que faciliten estos procesos. Aprovechar el apoyo de la
ONU Ambiente en los procesos nacionales y regionales de toma de
decisiones para la gobernanza ambiental, que constituye una
contribución al fortalecimiento de las capacidades para implementar
acuerdos internacionales ambientales a nivel nacional a través de
medidas legales e institucionales apropiadas, y que promueven con un
alto grado de efectividad en la integración para la sostenibilidad
ambiental en el desarrollo a todos los niveles.
Los efectos que tiene la sociedad sobre el medio ambiente son
evidentes y, en los últimos años, consumimos y producimos cada vez
más residuos, que generan impactos ambientales que están destruyendo
los recursos del planeta o que resultan perjudiciales en gran escala
para los organismos vivos.
En este escenario la ecología verde, sugiere de una sociedad
responsable con la naturaleza y el medio ambiente, es decir que
creemos que conseguir un planeta sostenible implica que para eso
debemos aprender a optimizar los recursos tanto de forma individual,
como en todos nuestros ámbitos de desempeño y accionar, etc. La
ecología como ciencia resulta ser sumamente importante, en el
estudio de la relación de los seres vivos con su medio ambiente. El
consumo de la sociedad actual, está perjudicando al medio ambiente,
pues porque los hábitos de consumo han cambiado notablemente a lo
largo de los últimas treinta (30) años. Una de las dificultades más
palpables del cambio en los hábitos de consumo es que se generan
cada vez más residuos, contaminante y, a veces, de difícil
reutilización, que en la mayoría de los casos acaban con el medio
ambiente, afectando directamente la salubridad de las especies que
en él habitan, así como la sostenibilidad del ecosistema.
Además, la complicación de la obsolescencia de muchos bienes
antiguos, nos vemos obligados a sustituirlos por nuevos, como es el
caso de los dispositivos electrónicos o los electrodomésticos,
producto del inmensurable avance del desarrollo tecnológico, que
produce recurrentemente una gran cantidad. Un inconveniente también
muy importante es el de los medios de transporte y los combustibles
fósiles que se utilizan para generar energía, producción en sentido
general y abastecer la cadena de distribución de alimentos,
servicios etc., y estos producen grandes cantidades de
contaminantes. Nos convierten en deudor ecológico. Y todo esto,
ocurre en un planeta lleno de desigualdades sociales. Hace unos años
razonables, cuando no existía el exceso de abundancia de productos,
se era más prudente con la conservación de los bienes que se tenían,
mientras que hoy en día desecharlos es una realidad muy diferente.
Desde la revolución industrial y la crecida de la cantidad de
vehículos en circulación a nivel global, son efectos que han
estimulado el incremento de la emisión de gases de efecto
invernadero como el dióxido de carbono, el óxido nitroso, el metano
y otros compuestos órgano clorados. Estos elementos inducen a la
retención de calor dentro de la atmósfera y afectan a la capa de
ozono en las zonas altas de la atmósfera. Como resultado, es a lo
que se le atribuye el sobrecalentamiento del planeta que desemboca
en un cambio climático a nivel global y en sus temidas
consecuencias. De ahí la aseveración de los especialistas ecológicos
de que la huella ecológica en el planeta se ha aumentado en más del
doble en los últimos cincuenta años. Afectando principalmente a
procesos como el cambio climático, el ciclo del nitrógeno y por ende
acelera la pérdida de la biodiversidad.
Los impactos ambientales negativos de la sociedad actual también
tienen efectos sobre la biodiversidad de nuestro planeta, afectando
a la supervivencia de los seres vivos que se desarrollan en estos
entornos. En este sentido, factores como el clima, fertilidad de los
suelos, temperaturas o precipitaciones son principios ecológicos que
influyen en la distribución de las poblaciones vegetales y animales
en la Tierra. La sociedad y sus diferentes actividades llevan a
importantes variaciones en estos factores y como consecuencia ponen
a ciertas especies al límite de la extinción o llevan a la extinción
de las especies por completo. Además de la contaminación ambiental,
las actividades humanas diarias llevan a otros tipos de
contaminación menos conocidas, pero que también constituyen una
amenaza para las especies, como son la contaminación lumínica,
electromagnética o sonora y que hacen que las especies modifiquen
sus hábitos alimentarios, migraciones, comportamientos o patrones
reproductivos.
Fuentes: Diversas.
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