WASHINGTON.- La contradicción estriba en que la misma aplicación que
permite rastrear las piezas del armamento, pudieran usarla los
enemigos para localizar a las tropas.
El robo de armas en el ejército estadounidense es un problema tan
grave que el gobierno ha aplicado una tecnología ultramoderna para
poder rastrear cada pieza. Pero una investigación revela que esa
misma tecnología puede ser usada por un bando enemigo para detectar
la ubicación de las tropas.
La tecnología, basada en frecuencias radiales, se está implementando
en bases del ejército y de la fuerza aérea, a pesar de que el mismo
Departamento de Defensa lo califica de un riesgo “significativo”.
La Infantería de Marina se ha negado a implementar la tecnología y
la Armada anunció esta semana que estaba suspendiendo su aplicación.
La tecnología, conocida como RFID (por las siglas en inglés de radio
frequency identification), ya se aplica en varias áreas de la vida
cotidiana como peajes automatizados, hospitales, los supermercados,
las etiquetas en el equipaje de avión e incluso los brazaletes
electrónicos usados para entrar en un parque de diversiones.
El robo de armas en el ejército estadounidense es un problema tan
grave que el gobierno ha aplicado una tecnología ultramoderna para
poder rastrear cada pieza. Pero una investigación revela que esa
misma tecnología puede ser usada por un bando enemigo para detectar
la ubicación de las tropas.
La tecnología, basada en frecuencias radiales, se está implementando
en bases del ejército y de la fuerza aérea, a pesar de que el mismo
Departamento de Defensa lo califica de un riesgo “significativo”.
La Infantería de Marina se ha negado a implementar la tecnología y
la Armada anunció esta semana que estaba suspendiendo su aplicación.
La tecnología, conocida como RFID (por las siglas en inglés de radio
frequency identification), ya se aplica en varias áreas de la vida
cotidiana como peajes automatizados, hospitales, los supermercados,
las etiquetas en el equipaje de avión e incluso los brazaletes
electrónicos usados para entrar en un parque de diversiones.
La Armada inicialmente señaló a AP que estaba usando la tecnología
en un depósito de una base al norte de Los Ángeles. Pero luego, tras
extensas preguntas, el vocero, teniente Lewis Aldridge, abruptamente
anunció que el mecanismo “no cumple con los requisitos operativos”
de la fuerza y por lo tanto no será usado.
Ante la ansiedad de los comandantes de las bases por los robos de
armas, las empresas contratistas ofrecieron esta tecnología, cuyos
orígenes se remontan al uso de radares durante la Segunda Guerra
Mundial.
La tecnología RFID se generalizó después de la primera Guerra del
Golfo Pérsico en la década de los noventa, cuando los militares
estadounidenses se vieron en la necesidad de manejar una enorme
cantidad de contenedores de armas. Su uso se ha ampliado en años
recientes y hoy en día la usan las fuerzas armadas de Nigeria,
Arabia Saudí y otros países.
La adaptación de la tecnología cuesta miles de dólares. Pero es
sumamente conveniente: En vez de tener que registrar con lápiz y
papel el número de cada fusil, o tener que escanear cada fusil como
hacen los supermercados con sus productos, un soldado puede
registrar un conjunto de armas simplemente pasándoles encima un
detector portátil, sin siquiera tener que ver cada rifle. Las
etiquetas que van dentro de cada rifle ni siquiera necesitan
baterías.
Las empresas contratistas que instalan la tecnología en los
arsenales dicen que las etiquetas son detectables sólo a pocos
metros de distancia. Pero en pruebas hechas a pedido de la AP, dos
prominentes expertos en ciberseguridad demostraron que las armas son
detectables desde mucho más lejos, usando instrumentos fácilmente
transportados en una mochila.
Debido a que los expertos tenían que acatar las normas federales
sobre ondas radiales, no podían detectar las etiquetas más allá de
unos 64 metros (210 pies). Pero una fuerza enemiga no tiene esa
restricción y por lo tanto fácilmente puede detectar las etiquetas a
una distancia mucho mayor, advirtió Kristin Paget, una experta en
piratería cibernética que ha trabajado para Apple y Tesla.
El mecanismo RFID usado por Paget y su socio Marc en el experimento
cuesta unos 500 dólares. Ambos confirmaron que cualquiera puede ver
instrucciones sobre cómo armarlo en YouTube.
Ejecutis en dos compañías que han instalado RFID en bases de la
Fuerza Aérea expresaron que jamás han escuchado de la posibilidad
que las etiquetas sean detectadas a 64 metros de distancia.
Uno de los ejecutivos dijo que no lo creía. Eric Collins, CEO de
Trackable Solutions, afirmó que había escuchado de la posibilidad de
que alguien rastree a los soldados, pero insistió en que en realidad
ese no es un problema porque, incluso con dispositivos más potentes,
no hay manera de que los fusiles sean detectados más allá de unos
pocos metros.
La RFID “no presenta riesgo alguno”, aseguró Collins quien desestimó
las inquietudes externadas por el Pentágono: “La cúpula militar
necesita que sus asesores le den mejor información”.
Pero un experto afiliado a la Infantería de Marina relató que él
mismo vio cómo las etiquetas eran detectadas desde grandes
distancias en un entrenamiento en el desierto del sur de California
en diciembre del 2018.
“Las etiquetas RFID colocadas en tanques, fusiles y municiones
pueden ser detectadas y con eso se puede ubicar una unidad militar
en el campo de batalla”, explico el experto, Wesley Turner. “Si
puedo ubicar la señal, puedo ubicar al soldado y dispararle”.
La Infantería de Marina ha decidido en contra de usar la tecnología
porque ellos intensificaría la huella digital de la tropa en el
campo de batalla “aumento los riesgos concernientes a la protección
y seguridad de la tropa”, indicó el portavoz, capitán Andrew Wood.
En comunicados, voceros de la Fuerza Aérea y del Ejército afirmaron
que los comandantes de cada unidad podrán adaptar la tecnología en
caso necesario, pero que no habrá una obligación generalizada de
usarla.
Expertos en la Oficina del Secretario de Defensa parecían ignorar
que las fuerzas armadas estaban etiquetando fusiles.
Cuando se le preguntó por qué las unidades están usando una
tecnología que los planificadores del Pentágono consideran tan
riesgosa Orland, el portavoz del Departamento de Defensa, dijo
primero que las ramas armadas le avisaron al Pentágono que no están
aplicando la tecnología por los riesgos inherentes.
Cuando se le informó que una investigación de la AP halló que
algunas unidades sí estaban usando el mecanismo, el Pentágono
modificó su declaración para decir que permite que cada unidad
busque soluciones innovadoras a sus problemas. El Departamento de
Defensa “trata de hallar un equilibrio entre las prohibiciones por
falta de seguridad y la flexibilidad para adoptar nuevas tecnologías
cuando avancen lo suficiente como para que disminuyan esos riesgos”,
expresó Orland.
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